El Asedio de Astapor fue un ataque por parte de los yunkíos para adquirir provisiones y caballos frescos en su campaña contra Meereen, la ciudad gobernada por la reina Daenerys Targaryen.
Antecedentes[]
A los meereenos les llega la noticia de que el rey Cleon, conocido como el Rey Carnicero, ha muerto, asesinado por sus propios hombres poco después de su derrota en los Cuernos de Hazzat. El rey Cleon Segundo también está muerto y Astapor está ahora bajo el gobierno del Rey Cortagargantas y su concubina, la Reina Puta.
Mientras tanto, las fuerzas Yunkai y sus aliados mercenarios han sitiado Astapor. Arrasan los cultivos y acaban con sus rebaños. Mientras, los astaporis están muriéndose de hambre, comiendo gatos, ratas y cuero. El Rey Cortagargantas y la Reina Puta celebraron un festín con la carne de los muertos.[1]
La pirámide de Nakloz fue saqueada e incendiada por aquellos que decían que Kraznys mo Nakloz tenía la culpa de todos sus males. Otros culparon a Daenerys. Había rumores de que el rey Cleon había hecho venir a Daenerys Targaryen y ella estaba de camino. Todos los días los ciudadanos se decían unos a otros que Daenerys estaba llegando, a la cabeza de un gran ejército, con comida para todos, y hubo otros rumores de que había sido visto montada en un dragón volando sobre los campos de Yunkai.
Dentro de la ciudad, la Gracia Verde tiene una visión de que el difunto rey Cleon entregará Astapor a Yunkai. Los astapori, desesperados, prestan atención a esta visión y tratan de romper el sitio, por lo que se les ocurre la desastrosa decisión de desenterrar el cadáver de Cleon y atarlo a la parte posterior de un caballo muerto de hambre para liderar a los defensores Inmaculados en una de las salidas a las afueras de las puertas de la ciudad.[2]
La batalla comienza cuando el nuevo destacamento de Inmaculados marcha, por las puertas de la ciudad, contra las fuerzas de Yunkai y sus aliados mercenarios. La salida inmediata resulta ser un desastre.
Desarrollo[]
La batalla comenzó al amanecer. Algunos de los Hijos del Viento estaban dormidos cuando la batalla comenzó. A trescientos metros se veían aparecer los Inmaculados. El príncipe Quentyn Martell, Ser Archibald Yronwood y Gerris Drinkwater se unieron a una prudente distancia. Gerris le señaló el Rey Carnicero a Quentyn, viendo como éste aparecía montado sobre un caballo armado con un traje de escala de cobre que brillaba con la luz del sol.
Los Hijos del Viento y la Compañía del Gato fueron a caballo en cuestión de minutos y llegaron trotando a los flancos astaporis, con una legión de Nuevo Ghis comandada por el campamento yunkío desde el otro lado y los Inmaculados fueron rodeados. El resto de la batalla fue una carnicería.
Fue Daggo quien finalmente desmontó al Rey Carnicero, y lo abrió desde el hombro hasta la cadera con un tajo de su arakh de acero valyrio. Se afirma que desde el interior de la armadura de Cleon llegó un hedor horrible y un centenar de gusanos retorciéndose. Por ésto, a Daggo se le empezó a conocer como el Matacadáveres.
La caída del difunto Cleon desmoralizó completamente a los Inmaculados, que arrojaron sus lanzas y escudos y corrieron de vuelta a su ciudad sólo para encontrar las puertas de Astapor cerradas tras ellos. La masacre proseguía, y los Hijos del Viento cabalgaban hacia los asustados eunucos, cortando a diestro y siniestro.
Tras terminar la batalla, Quentyn Martell se dijo a sí mismo que la lucha bajo los muros de Astapor le pareció bastante real, pero de acuerdo con Denzo D'han, el veterano de cien batallas, era una carnicería, no una batalla.[3]
Situación tras la batalla[]
Después de la derrota de los Inmaculados, la Gracia Verde fue empalada en una estaca en la Plaza de la Pena y la dejaron ahí hasta que murió. En la pirámide de Ullhor, algunos supervivientes celebraron una gran fiesta que duró la mitad de la noche, en la que tomaron vino envenenado.
Poco después llegó la colerina sangrienta, que mató a tres de cada cuatro hombres, desde los hombres sanos hasta los guardias de la puerta principal. Las puertas se abrieron y las legiones de Nuevo Ghis, los yunkíos y los jinetes mercenarios entraron en la ciudad. Cuando la ciudad cayó, comenzó la carnicería.
El templo de las Gracias estaba lleno del enfermos que habían venido a pedir a los dioses que los sanasen. Las legiones de Nuevo Ghis sellaron las puertas e incendiaron el templo con antorchas. Tras varias horas las llamas llegaban a todos los rincones de la ciudad. Las calles estaban llenas de multitudes, corriendo de un lado a otro para escapar de las llamas, pero no había forma de salir, porque habían cerrado las puertas.
Paseando por la ciudad, Quentyn vio un río de cadáveres y el cadáver de la Gracia Verde con las ropas desgarradas empalado en una estaca, con una nube de moscas encima. Los moribundos se tambaleaban por las calles, sangrientos y sucios. Había llamas y fuego por todas partes. El dorniense vio que los yunkíos habían sellado las puertas rotas para mantener a los muertos y los moribundos en el interior de la ciudad. Pronto en la ciudad no quedaron más que cadáveres. Más tarde el joven reflexionará que la ciudad era lo más parecido al infierno que había visto.
Daenerys Targaryen recibe la noticia de la caída de parte de tres astaporis que consiguieron escapar, un ladrillero, un tejedor y un zapatero. Después, sale a la terraza y ve que el cielo está más oscuro, captando en la lejanía un borroso rastro de humo.[4]
Citas[]
- "Estábamos bailando con los tullidos en Astapor" - Baqq
Referencias[]
- ↑ Danza de Dragones, Capítulo 23, Daenerys.
- ↑ Danza de Dragones, Capítulo 30, Daenerys.
- ↑ Danza de Dragones, Capítulo 25, El Hijo del Viento.
- ↑ Danza de Dragones, Capítulo 30, Daenerys.
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