Hielo y Fuego Wiki
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Aya es el apodo dado al capataz de esclavos de Yezzan zo Qaggaz.

Apariencia y Carácter[]

Aya es descrito como un hombre de rostro alargado y enjuto, con una barbita larga y fina atada con alambre dorado, y el pelo ghiscari rojo y negro, que le brota muy tieso de las sienes para formar dos manos de uñas largas. Le dice a Penny y Tyrion Lannister que les recordarían a sus hijos, si no fuera porque están muertos, y que él se encargará de ellos. Tyrion dice que son una colección de monstruos, pero a Aya no le hace gracia y lo abofeteó. Cuando salió el capataz, Golosinas le dice a Tyrion que allí solo hay un monstruo, y es Aya.[1]

Eventos Recientes[]

Danza de Dragones[]

En la Bahía de los Esclavos, a las afueras de las murallas de Meeren, en el campamento yunkío, Yezzan zo Qaggaz adquiere el lote noventa y siete: Tyrion, Penny, Cerdita Bonita y Crujo. Luego en la subasta del lote noventa y nueve para salvarlo de Zahrina, Tyrion miente diciéndole a su nuevo capataz Aya que Jorah Mormont forma parte de su espectáculo: el Oso y la Doncella, donde Jorah es el oso, Penny es la doncella y él es el valiente caballero que la rescata. Aya informa a su señor y este también lo adquiere.

Aya instruye a los nuevos juguetes de su amo, diciéndole que hagan lo que les digan y nada más, y vivirán como pequeños señores, adorados y entre algodones. En Yunkai residirán en la pirámide dorada de Qaggaz, que será como su padre, y comerán en vajilla de plata, pero aquí vivirán con sencillez, en las modestas tiendas de los soldados. Los obliga a mirar como ejecutan a unos prisioneros que trataron de huir y estaban atados a una hilera de cruces. Los tolosios los utilizaban para probar su puntería con la honda y en vez de piedras, lanzaban bolas de plomo blando. Penny apartó los ojos, pero Aya la agarró por la barbilla y le giró la cabeza para obligarla a mirar. Es quien ordena ponerles las argollas de esclavos al cuello a los tres cautivos. Eran de hierro, con un fino baño dorado para que brillaran a la luz. Llevaban grabado el nombre de Yezzan en glifos valyrios, e incluían unas campanillas debajo de las orejas, para que cada paso de sus portadores sonara con un tintineo alegre.

Aya les dice que Yezzan tiene como invitado al comandante supremo de los yunkíos, el noble Yurkhaz zo Yunzak, y tenían que actuar ante él y luego ayudar a servir el vino y la comida. Esa noche Tyrion juega al sitrang por dinero contra Ben Plumm el Moreno ganándole varias partidas. Una vez vacía la tienda, Aya reapareció para decir a los sirvientes que podían darse un banquete con las sobras y que comieran deprisa, ya que eso tenía que quedar limpio antes de que se fueran a dormir. Yezzan, le dio a Tyrion un golpecito en la mejilla con la punta del látigo y le dice que ha estado muy bien, igual que su mujer. Le dice que aunque Yezzan no quiere perder sus tesoritos, Yurkhaz lo convencio de que sería egoísta que se guardara unos juguetes tan entretenidos y deben alegrase ya que para celebrar el acuerdo de paz, tendrán el honor de justar en la fosa de Daznak. Vendrán a verlos miles de personas que se van a reír. Ellos no saben que piensan soltarle leones tras su actuación con espadas de madera, hecho que fue impedido por la reina Daenerys Targaryen durante el espectáculo.[2]

Aya enfermó y finalmente sucumbió. Los soldados de Yezzan lo habían tirado al carromato de los cadáveres el día anterior, al anochecer; una víctima más de la yegua clara. Cada hora que pasaba morían hombres, así que nadie prestaba atención a otro cadáver, mucho menos si era el de alguien tan poco querido como Aya. Cuando el capataz empezó a sentir retortijones, el resto de los esclavos de Yezzan se había negado a acercársele, y Tyrion fue el único que se ocupó de que estuviera cómodo y de llevarle bebida: Vino aguado, limonada dulce y un buen caldito de cola de perro con setas. Le dijo “Bébetelo, Aya; tienes que reponer toda esa agua que estás cagando”. La última palabra que dijo Aya fue “No”. Las últimas palabras que escuchó fueron: “Un Lannister siempre paga sus deudas”.

Tyrion da a entender que la causa de la muerte de Aya fue a través de envenenamiento. Cuando se enferma Tyrion actúa como su curador y le prepara una sopa de perro con hongos en el caldo, siendo aparentemente estas setas las venenosas que Tyrion había sacado de la mansión de Illyrio Mopatis.[3]

Referencias[]

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