El Gran Imperio del Amanecer fue un mítico reino establecido sobre toda la tierra que se extendía entre Los Huesos y el Desierto Gris, desde el Mar de los Escalofríos hasta el Mar de Jade y la isla sagrada de Leng. Fue el predecesor del Imperio Dorado de Yi Ti.[1]
Historia[]
El primer soberano del Gran Imperio del Amanecer fue el Dios en la Tierra, único hijo del León de Noche y la Doncella de Luz, quien recorría sus dominios en un palanquín tallado a partir de una única perla y transportado por sus cien esposas y reinas. Bajo su protección y guía, el Gran Imperio gozó de diez mil años de paz y prosperidad. Tras este tiempo, ascendió a las estrellas para reunirse con sus ancestros.
Su hijo primogénito, el Emperador Perla, gobernó durante mil años tras su partida. Al Emperador Perla lo sucedieron el Emperador Jade, el Emperador Turmalina, el Emperador Ónice, el Emperador Topacio y el Emperador Ópalo, cada uno de los cuales gobernó durante siglos. Cada soberano gobernó un tiempo más corto que el anterior debido a los hombres salvajes y las bestias que presionaban las fronteras del reino; al mismo tiempo, reyes menores se hacían más orgullosos y rebeldes y la gente del pueblo caía presa de la lujuria, la envidia, la gula, la pereza, el incesto, el asesinato y la avaricia.
Cuando la hija del Emperador Ópalo ascendió al poder como la Emperatriz Amatista, su hermano menor, envidioso, la derrocó, asesinó y se proclamó Emperador Sanguinaria, en lo que se conoció como la Traición de Sangre marcando el comienzo de la Larga Noche. Tras ascender al trono, instauró un reinado del terror. Practicaba las artes oscuras, la tortura y la nigromancia; esclavizó a su pueblo y tomó como esposa a una mujer tigre. Se alimentaba de carne humana y depuso a los verdaderos dioses para venerar a una piedra negra caída del cielo. Desesperada por el mal que se había desencadenado en la tierra, la Doncella de Luz le dio la espalda al mundo y el León de Noche desencadenó su ira para castigar la maldad de los hombres.
La oscuridad terminó cuando un gran guerrero, conocido en Yi Ti más probablemente como Yin Tar, se levantó e infundió valentía a los hombres, guiando a los virtuosos al combate con su espada llameante, Dueña de Luz. Gracias a él, la luz y el amor volvieron al mundo, pero el Gran Imperio no renació. El nuevo mundo era un lugar fragmentado donde cada tribu siguió su camino a su manera, temerosos de todos los demás.[2]
Referencias[]
- ↑ El Mundo de Hielo y Fuego, Más allá de los Reinos del Ocaso, Los Huesos y más allá.
- ↑ El Mundo de Hielo y Fuego, Más allá de los Reinos del Ocaso, Los Huesos y más allá.