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Revisión del 01:54 7 abr 2016
Islas del Basilisco en el mapa de Sothoryos.
Las Islas Basilisco son un grupo de islas localizadas en la costa norte de Sothoryos. Son llamadas así en honor a las bestias feroces que otrora las infestaban.
Geografía
El archipiélago se extiende al este de Naath y al norte de Sothoryos.
La isla más grande es la de las Lágrimas, con valles profundos y negras ciénagas escondidos entre colinas de pedernal y rocas azotadas por el viento. En ella se encuentran las ruinas de Gogossos.
Las otras islas son Isla de los Sapos, Isla Hacha, la Montaña Aullante], Garra, Isla de las Calaveras e Isla de las Moscas.[1]
Historia
Las ruinas de la Isla de las Lágrimas, la de los Sapos e Isla Hacha son vestigios de una antigua civilización, pero poco se sabe de este pueblo desaparecido en la Era del Amanecer. Si quedaba algún nativo cuando los primeros corsarios llegaron al archipiélago, estos debieron de pasarlo pronto por la espada, pues no queda rastro de ellos, salvo quizá en la Isla de los Sapos.
En la costa sur de la Isla de las Lágrimas descansan las ruinas de una ciudad fundada por en Antiguo Imperio de Ghis, conocido como Gorgai durante cerca de dos siglos, o tal vez cuatro; hay controversia. Los señores dragón de Valyria la conquistaron durante la Tercera Guerra Ghiscaria y la rebautizaron como Gogossos.
El nombre cambió, pero no lo infame del lugar. Los señores dragón enviaban allí a los peores criminales, condenados a trabajos forzados de por vida. En las mazmorras de Gogossos se ideaban nuevas torturas, y en los fosos de la carne se practicaba magia de sangre muy oscura y se cruzaba a bestias con esclavas para engendrar niños deformes semihumanos.
Durante la Migración Rhoynar, la princesa Nymeria y su pueblo cruzaron como pudieron el Mar del Verano hasta llegar a las Islas Basilisco, donde se detuvieron para conseguir agua fresca y reponer provisiones, pero cayeron presa de los reyes corsarios de Isla Hacha, Garra y la Montaña Aullante, que dejaron momentáneamente de lado sus enfrentamientos para atacar a los rhoynar a fuego y espada, incendiar cerca de cuarenta naves y llevarse a cientos de ellos como esclavos. Después les ofrecieron asentarse en la Isla de los Sapos, siempre que abandonaran sus barcos y entregaran a cada rey treinta chicas vírgenes y muchachos hermosos al año como tributo. Nymeria se negó y partió de nuevo con su flota.
La infamia de Gogossos sobrevivió a la Maldición de Valyria, y su poder y riqueza aumentaron durante el Siglo Sangriento. Llegaron a llamarla la Décima Ciudad Libre, pero su fortuna medraba del tráfico humano y la brujería. Los mercados de esclavos cobraron tanta fama como los de las ciudades ghiscarias de la Bahía de Esclavos. Sin embargo, setenta y siete años después de la Maldición, se dice que el hedor alcanzó la nariz de los dioses y una plaga terrible brotó de las jaulas de esclavos de la ciudad. La muerte roja arrasó la Isla de las Lágrimas y las demás Islas Basilisco. Nueve de cada diez hombres murieron gritando, sangrando copiosamente por todos los orificios del cuerpo y con la piel cayéndoles a tiras como pergamino mojado.
Desde entonces, los viajeros estuvieron evitando las islas durante un siglo, hasta la llegada de los corsarios. El pirata qarthiense Xandarro Xhore fue el primero en izar la bandera allí, y utilizó las piedras que encontró en Isla Hacha para erigir un fuerte negro y lúgubre desde donde se divisaba el fondeadero. Pronto lo siguieron los miembros de la Hermandad de los Huesos, que se establecieron en la Isla de las Moscas. Desde estas bases, Xandarro y la Hermandad se cebaron con los mercaderes que rodeaban los restos humeantes de Valyria; al cabo de medio siglo, las Basilisco eran un nido de corsarios.
Aunque ya nadie recuerda a la Hermandad de los Huesos, y el único vestigio de Xandarro Xhore es el fuerte que dejó en Isla Hacha, aún hay corsarios en las islas Basilisco. Una vez por generación se envían flotas a las islas para acabar con ese azote de los mares; los volantinos se cuentan entre los más diligentes, a menudo aliados con una o varias de las otras ciudades libres. Algunas incursiones han sido estériles, pues los corsarios, avisados, han huido. Otras han concluido con cientos de ahorcamientos y decenas de barcos capturados, hundidos o incendiados. Y hubo una que acabó en infamia, pues el capitán lyseno Saathos Saan, al mando de la flota enviada a destruir las fortificaciones corsarias, se hizo pirata y se proclamó rey de las Islas Basilisco, título que conservó treinta años. Acaben como acaben los intentos, los ataques corsarios se reanudan al poco.[2]
Población
La vida en las islas es descrita como cruel, desagradable y a menudo breve. Sus pueblos están hechos de barro y sangre, y sus únicos habitantes son corsarios, piratas, esclavistas, mercenarios, asesinos y monstruos: lo peor de la humanidad. Se dice que proceden de todas las tierras conocidas, pues solo allí pueden encontrarse sujetos de su calaña.
Las ciudades de los corsarios brotan como hongos ponzoñosos en las islas; un año o dos después, las abandonan, se pudren y vuelven al fango del que surgieron. Puerto Botín, la más famosa, aparece en muchas canciones e historias, pero no en los mapas, por la sencilla razón de que ha habido más de una docena de asentamientos con ese nombre en otras tantas islas. Cada vez que destruyen una, otra se funda, y esta a su vez se abandona con el tiempo. Los mismo sucede con Pocilga, Morcilla, Raja Ramera y demás guaridas piratas, cada cuál más vil e infame.[3]
Eventos Recientes
Festín de Cuervos
Un corsario ataca y conquista las islas, tras lo cual ataca Árboles Altos.[4]
Referencias
- ↑ El Mundo de Hielo y Fuego, Más allá de los Reinos del Ocaso, Más allá de las ciudades libres.
- ↑ El Mundo de Hielo y Fuego, Más allá de los Reinos del Ocaso, Más allá de las ciudades libres.
- ↑ El Mundo de Hielo y Fuego, Más allá de los Reinos del Ocaso, Más allá de las ciudades libres.
- ↑ Festín de Cuervos, Capítulo 22, La Hacedora de Reinas.
