Yo no creo que los Hombres de Hierro sean estúpidos (bueno, en realidad, una vez que los estudias uno a uno sí que son la mayoría bastante estúpidos; pero me refiero al conjunto XD), pero sí que están bastante locos. Y de todos ellos, han elegido rey al más loco entre los locos. Algo retorcido tiene Euron en mente con respecto a Antigua.
En Antigua están alerta. Creo que existe la posibilidad de que lo que Euron pretenda no sea tomar la ciudad -para lo que sí necesitaría un ejército mayor-, sino saquearla, prenderle fuego, destruirla y sobre todo ganar tiempo. Tiempo para entrar en la Ciudadela y hacerse con sus secretos, en especial cierto libro guardado en un sótano bajo llave. Euron es un mentiroso y jamás le daría a Victarion el poder para hacerse con un arma como los dragones por su cuenta. Seguramente todo lo que ha contado acerca del cuerno sean burdas mentiras para alejar a Victarion y hacer que muera lejos de casa. Tal vez Euron todavía no sepa como hacerse con los dragones, o como matarlos en caso de no poder controlarlos....... Por eso Antigua, por la Ciudadela, por el libro...... El ataque probablemente sea más una forma de distracción que otra cosa.
—Disculpad —dijo el capitán tras la inspección—. Lamento que las personas honradas reciban un trato tan descortés, pero hay que evitar a toda costa que los hombres del hierro entren en Antigua. Hace apenas quince días, esos cabrones de mierda capturaron un barco mercante tyroshi en los estrechos. Mataron a la tripulación, se pusieron su ropa y usaron los tintes que llevaban para teñirse la barba de medio centenar de colores. Tenían intención de prender fuego al puerto en cuanto entraran y abrir una puerta desde dentro mientras combatíamos el fuego. Les habría salido bien, pero se tropezaron con la Dama de la Torre, y la esposa de su jefe de remeros es tyroshi. Cuando vio tantas barbas moradas y verdes los saludó en la lengua de Tyrosh, y ninguno supo responder.
Sam estaba escandalizado.
—¡No es posible que pretendan saquear Antigua!
—No eran simples saqueadores. —El capitán de la Cazadora lo miró con curiosidad—. Los hombres del hierro siempre se han dedicado al saqueo. Atacan de repente por mar, cogen un poco de oro y unas cuantas muchachas y se marchan, pero rara vez llegan más de dos barcoluengos, y nunca más de media docena. Ahora nos están atacando con cientos de naves; salen de las islas Escudo y de varias rocas situadas en torno al Rejo. Han tomado el islote Cangrejo de Piedra, la isla de los Cerdos y el Palacio de la Sirena, y también tienen guaridas en Roca Herradura y en Cuna del Bastardo. Sin la flota de Lord Redwyne, no tenemos suficientes barcos para enfrentarnos a ellos.
—¿Y qué hace Lord Hightower? —preguntó Sam—. Mi padre decía siempre que era tan rico como los Lannister, que podía reunir el triple de espadas que ningún otro banderizo de Altojardín.
—Y más si barre los adoquines —replicó el capitán—, pero las espadas no sirven de nada contra los hombres del hierro, a menos que quienes las esgrimen puedan andar por el agua.
—¡Hightower tiene que estar haciendo algo!
—Desde luego. Lord Leyton se ha encerrado en lo alto de su torre con la Doncella Loca para consultar libros de hechizos. Puede que consiga levantar un ejército de ultratumba. O no. Baelor está construyendo galeras; Gunthor se ha hecho cargo del puerto; Garth está entrenando nuevos reclutas, y Humfrey ha viajado a Lys para contratar barcos mercenarios. Si consigue arrancarle una flota como es debido a la puta de su hermana, les daremos a los hombres del hierro su propia medicina. Hasta entonces, lo mejor que podemos hacer es vigilar el estrecho y esperar a que la zorra de la reina de Desembarco del Rey le suelte la correa a Lord Paxter.
La amargura de las últimas palabras del capitán conmocionó a Sam tanto como su significado. «Si Desembarco del Rey pierde Antigua y el Rejo, todo el reino se hará trizas», pensó mientras veía alejarse la Cazadora y sus hermanas. [...]
Llegaron a Antigua una mañana fría y húmeda, en medio de una niebla tan espesa que lo único que se veía de la ciudad era el Faro de Hightower. El puerto estaba cruzado por una barrera flotante que enlazaba dos docenas de cascos podridos. Detrás había una hilera de barcos de guerra anclados junto a tres grandes dromones y el buque insignia de Lord Hightower, un imponente navío de cuatro cubiertas llamado Honor de Antigua. La Viento Canela tuvo que someterse a inspección una vez más. En aquella ocasión, el que subió a bordo fue Gunthor, el hijo de Lord Leyton, que llevaba una capa de hilo de plata y una armadura de lamas grises. Ser Gunthor había estudiado varios años en la Ciudadela y hablaba la lengua del verano, de modo que Quhuru Mo y él se reunieron en el camarote del capitán para hablar en privado.